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La bruja de Salem

It's only a dream... (Capítulo I)

Yo estaba en uno de esos vagones de la RENFE que sólo tienen una planta, de pie, apoyada contra la pared y rodeada de gente. Era una situación bastante incómoda; creo que incluso recuerdo haber notado el aliento pegajoso de alguien cerca de mi cara. Todo era más o menos normal, hasta que oí que un hombre y una mujer de unos cuarenta años que estaban a unos metros de mí pronunciaban mi nombre. Al principio creí que era una casualidad, que seguramente estarían llamando a alguien con el mismo nombre; pero seguían insistiendo, y yo empezaba a mosquearme. Hasta que se acercaron. La mujer me enseñó una foto; en ella aparecía una niña. La miré más detenidamente, y entonces vi algo que hizo que un escalofrío me recorriera entera: en la esquina inferior izquierda aparecía otra niña, pero a diferencia de la otra se veía borrosa, incluso diluida en la imagen.

-Esa niña es mi hija- dijo la mujer-. Murió antes de hacer la foto. Y tú la conocías.

-¿Yo? Yo... yo... no la conocía, no sé quién es.

Entonces desapareció toda la gente que estaba a mi alrededor. Y surgió, de la nada, el rostro de aquella niña. Entonces creí que me desmayaba.

-Tienes que ayudarme- dijo. Yo estaba muerta de miedo, lo único que quería era irme de allí, que me dejaran en paz... ¿por qué yo?

-No... no puedo ayudarte...- en aquel momento lo único que supe hacer fue balbucear.

La niña fantasma puso una mueca de desilusión y desapareció. Yo temí que se vengara, o volviera, o me matara, ¡yo qué sé! El caso es que le grité con todas mis fuerzas que volviera. Y volvió.

-Lo siento. Te ayudaré.

En ese momento mi mente se puso a pensar a toda prisa. ¿Cuál podía ser el problema de aquella niña? ¿Algo que le hicieron, el motivo de su muerte? No lo sabía.

 

Recuerdo estar huyendo de noche, atravesar corriendo unas viejas vías de tren, y llegar a una gran valla. Trepé por ellas deprisa, temiendo que alguien me descubriera. Aún oigo los ladridos de los perros. Una linterna llegó hasta mí.

-¡Cogedla! ¡Que no escape!

Olía a carne...

Mis piernas no daban más de sí. No podía más. Y entonces recordé a la extraña niña, a la que prometí ayudar...

"Por favor, ayúdame tú a mí...".

En el último momento, cuando ya tenía a los hambrientos perros prácticamente encima de mí, algo pasó. Miré atrás. Al fin y al cabo, nada peor podía pasarme (nada peor que ser devorada por un puñado de perros hambrientos). Varios hombres, los que habían dado la voz de alarma y habían soltado los animales, estaban dispuestos en círculo. Parecían muy mosqueados. Ya ni siquiera parecía importarles que me escapara. De pronto, el espectro de la niña atravesó a uno de los hombres, causando el pánico entre todos los demás.

 

El último fragmento de toda esta historia que recuerdo viene de nuevo del vagón de tren. De pronto, el conocimiento repentino de todo lo que había sucedido me inundó, como si lo hubiera sabido siempre.

Hacía más de un año, cuando la niña todavía estaba viva, casi cae a las vías del tren. Un hombre se interpuso en su camino; murió él en lugar de ella. A los meses la historia se repitió, claro que para entonces ya nadie pudo salvarla.

Sólo quería saber cómo murió...

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