¡Loca!
Sí, antes de que den las doce de la noche (que por cierto, para todo aquel que no lo sepa es la Hora de las Brujas) me habré vuelto completamente loca. ¿Que por qué? Porque yo, como soy la persona más despitada de este mundo, me he olvidado por completo del día en el que vivo (y más aún en estas fechas tan odiadas) y ayer me acordé, a las tantas de la noche, que mañana es el día en el que la falsedad de la Navidad alcanza su máximo esplendor y toda la gente se regala cosas compulsivamente. La verdad es que si nadie me fuera a regalar nada me ahorraría el mal trago de tener que pasarme tooodo el día de hoy comprando sin parar, gastando y, lo que es peor, de tiendas. Pero como el espíritu de la Navidad les da tan fuerte cada año, no me queda más remedio que soportar esta tortura.
Cuando estoy en casa y me digo tengo que comprar los regalos, el asunto no parece tan peligroso para mi salud mental. Pero luego salgo a la calle, con el dinerito latente en el bolsillo, y siento que estoy más perdida que una monja en un local de streaptease. Al final, me decido y entro al Zara, aver si veo algo mono, pero una manada de mujeres enloquecidas y con varios críos irrumpe en mi camino, y, cuando ya se han alejado, mi desorientación es tan grande que salgo despavorida de la tienda.
Con las colonias me pasa algo más agradable: me embobo oliéndolas todas como si fuera un perro sabueso, y cuando me quiero dar cuenta he encontrado una que me encanta, pero para mí, y sólo me llega para comprar una (lo cual es bastante jodido si resulta que es el último día para comprar los regalos y encima están a punto de cerrar). Total, que al final cojo la primera que pillo, voy corriendo a la caja, y entonces veo que la señora que va detrás de mí se lleva la colonia que a mí me gustaba, ¡y sólo quedaba esa!
Como las tiendas de ropa me dan alergia y las colonias me teletransportan a los mundos de Yupi, decido que lo mejor es regalar un libro. ¡Oh, qué gran maravilla que al abrir el paquete resulte que hay un reluciente ejemplar, toda una historia por descubrir, emociones guardadas entre las pastas de cartón...! O al menos es lo que me pasa cada vez que tengo un libro nuevo entre las manos, porque luego, cuando ya me he recorrido la librería entera, volviendo loca a la dependienta y poniéndolo todo patas arriba, y cuando tengo sobre el mostador quince libros, vuelvo al mundo real y caigo en la cuenta de que los he elegido mirando mis intereses, y no los de las personas a las que se los voy a regalar... (aquí viene cuando dejo ese libro que llevaba buscando tanto tiempo, ese en que salían dragones y los personajes luchaban con espadas, y le doy una patada enorme a mi criterio comprando una ¿novela? que narra las extraordinarias aventuras de una de las animadoras del equipo de fútbol del instituto High Jitugüin, en Masachusetts).
Y bueno, si después de haberme recorrido todas las tiendas habidas y por haber, después de haber forcejeado con una ancianita porque ella ha visto ese jersey antes que yo, incluso si después de haberme arrancado los pelos de la desesperación que me produce ir de compras no me he vuelto completamente tarumba, creo que lo mínimo que me merezco es que mañana yo también tenga mis regalos. Y poder sentir la satisfacción que produce ver cómo los demás también las han pasado canutas a la hora de elegir el dichoso regalo. Y ver cómo de su cabeza han desaparecido unos cuantos pelos. Jijiji...
5 comentarios
Bru -
Pues la verdad es que si Paper, es horrible, pero bueno, al menos me queda el alivio de saber que no me he vuelto tan loca como creía... o al menos eso creo... también dicen que los más locos son los que menos reconocen que lo son...
Paperboat -
Besotes!
E -
y es míoooooooooooooo mi tessssorooooo ^_____^
Bru -
Eowyn -
A mí me pasa al contrario, me paso meses planeando el regalo para cada persona ^^ Aunque luego si no se me ocurre nada, voy a Media Markt y arraso, como he hecho esta tarde ><
Así que espero encontrarme esta noche con el cofer con tooooodo Buffy *^__^*